Jueves, 3 de mayo a las 21h

Cada día, al levantarnos topamos con circunstancias repetidas. Pero a veces suceden acontecimientos que nos hacen formular preguntas para las cuales no tenemos respuestas inmediatas. A veces problemas en el trabajo, otras con la familia, una enfermedad, la muerte de un ser querido. Tal vez la gran pregunta sea ¿POR QUÉ? Porque me ocurre esto a mí, porque me relaciono mal con la gente o porqué tengo miedo a esto o aquello.

Preguntas naturales. Sí, naturales porque todos, en la intimidad nos formulamos preguntas de este tipo. Tal vez un día, al despertar encontremos un dolor más o una adversidad más y tal vez ese día el dolor tenga cierto sentido y la adversidad nos enseñe algo. Entonces estaremos poniendo en práctica las respuestas que la filosofía oriental se ha preocupado de dar al hombre desde hace miles de años. Sí, miles de años, porque las preguntas son siempre similares en cualquier tiempo: El dolor, la muerte, Dios, ¿me conozco?, ¿Existe algo espiritual en mí? ¿Existe el destino?, etc.

Vivimos tan pendientes de obtener beneficios, vamos tan rápido, que nos hemos olvidado de tener finalidades claras, de dar respuesta a las preguntas importantes, esas que determinan el camino por el que transitará nuestra vida. Nos comportamos como un conductor que no sabe a dónde va pero no se detiene a preguntar para no perder tiempo.

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